Al dente

PEPE Mesa Española, reinterpreta sabores ibéricos

El restaurante liderado por el chef Carlos Juárez reinterpreta sabores ibéricos desde una mirada actual, creativa y bien fundamentada. Cocina de producto, técnica y carácter, en uno de los espacios más interesantes de Polanco.

PEPE Mesa Española no imita la tradición: la interpreta. La propuesta del chef Carlos Juárez parte de la cocina española, pero se construye desde un enfoque contemporáneo, donde la técnica y el respeto al producto definen cada platillo. No se trata de una carta extensa ni de una cocina complaciente; es una propuesta reinterpreta sabores ibéricos.

Ubicado dentro del hotel Kimpton Virgilio, en un edificio de los años cuarenta catalogado por el INBA, el restaurante se inserta en un contexto arquitectónico de valor patrimonial. La restauración del inmueble conserva el espíritu original del espacio y permite que PEPE conviva con esa historia sin subrayarla: todo fluye con sobriedad, tanto en el entorno como en la experiencia.

La visión del chef Carlos Juárez

Al frente del proyecto está Carlos Juárez Soto, Director de Alimentos y Bebidas del hotel y chef ejecutivo de PEPE. Su formación internacional y experiencia en cocinas como el Faena de Miami y el JW Marriott Savannah se reflejan en una propuesta donde cada detalle importa, desde la composición del menú hasta la cadencia del servicio.

Juárez no busca impresionar con exuberancia ni con fusiones forzadas. Su cocina se sostiene en el método, la limpieza del sabor y un uso inteligente del producto.

Entre los platillos que definen el carácter del restaurante, destaca el arroz meloso con panceta de cerdo, mole negro y vino tinto. Es un plato profundo, con notas terrosas y textura perfectamente balanceada. No es una fusión de manual, sino una conversación entre cocinas bien entendida.

El cordero con manzana, jengibre y mantequilla se construye desde la armonía: carne suave, acidez medida, grasa cálida. En el apartado de tapas, el pantomate (pan con tomate) se presenta con cangrejo y alioli de yuzu kosho, que añade capas de frescura sin restar autenticidad.

Las croquetas ibéricas PEPE, con bechamel de jamón y alioli de cebolla quemada, son otra muestra de técnica contenida y sabor preciso, además son presentadas como dumplings, para continuar con el camino creativo. Y los piquillos rellenos de brisket revelan el interés del chef por explorar ingredientes cercanos sin salirse de la línea que define el concepto del restaurante.

El cierre en PEPE mantiene la coherencia del menú: técnica sin alarde y sabores bien equilibrados. La tarta vasca de chocolate, con su centro suave y profundo sabor a cacao, se acompaña de helado de amaretto en una combinación elegante y precisa. Las croquetas de arroz con leche, servidas con natilla de canela y polvo de galleta, reinterpretan un postre clásico desde la textura y el contraste. También destacan el cheesecake de manchego con compota de guayaba y la crema catalana, ambas trabajadas con una contención que deja hablar al ingrediente.

Una barra que acompaña, no compite

La propuesta líquida mantiene la misma línea editorial. El Torito “preparado con vermut rosso, jerez amontillado y espuma de cerveza” funciona como una entrada suave al universo del restaurante. Otros cocteles como el Sunset Sour o el Peach Bourbon Fizz completan la experiencia sin buscar protagonismo.

No hay sobresaltos: todo está pensado para acompañar, para equilibrar, para sostener el ritmo de la comida sin alterar su tono. Además, cuenta con nuevo menú de mocktails, ideales para quienes quieren disfrutar sin tomar de más.

Arquitectura con historia, experiencia con dirección

El restaurante habita un espacio cargado de significado. El edificio del hotel Kimpton Virgilio fue diseñado en los años cuarenta y hoy es parte del catálogo de inmuebles protegidos por el INBA. Su restauración mantuvo líneas sobrias y una distribución que favorece la luz natural, la ventilación y el silencio.

El comedor de PEPE retoma esa atmósfera: sin pretensiones, sin ruido visual, con una identidad que no necesita impostación. Es un espacio para comer bien, hablar bien y quedarse más tiempo del previsto.

Un restaurante que respeta su propio ritmo

PEPE Mesa Española no se parece a ningún otro restaurante de cocina española en la ciudad. Aquí no hay clichés decorativos ni cartas que lo apuestan todo a la nostalgia y lo clásico. Es una propuesta que reinterpreta sabores ibéricos, que se toma en serio el producto y que encuentra su fuerza en el equilibrio.

Dónde: Anatole France 79, dentro del hotel Kimpton Virgilio, Polanco
 Cheque promedio: $1,200 pesos por persona
 Instagram: @charlesjs92 | @PEPEMesaEspanola

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