Conocer a personas como la cocinera tradicional y activista culinaria Martha Atzin, me hace revalorar nuestra cultura e historia.
Cada viaje por mi país, es un aprendizaje nuevo, puedo volver una y otra vez al mismo lugar y siempre descubriré algo diferente, nunca es suficiente, porque nuestra historia y tradiciones, son casi infinitas.
“De repente uno piensa que sabe muchas cosas, pero cuando llegas a un lugar distinto te das cuenta de que tu misma puedes reactivar tu tierra y salvar tu espacio”; la cocinera agrega que esos son los viajes que a ella le gustan, en los que se llena de aprendizaje y todas las cocineras con las que viaja también aprenden.
La cocinera tradicional recuerda que la primera vez que la invitaron a Cumbre Tajín a cocinar con mujeres de todo el estado fue en 2001 y desde entonces sus experiencias que ofrece no han parado; incluso con la pandemia en 2019 el evento fue realizado en forma virtual.
Así nacen Las mujeres de humo
Martha describe a Las mujeres de humo como un sueño, ella creció con sus abuelos, no perteneció a una familia ordinaria donde la abuela se queda al cuidado de la casa, pues se dedicaba a trabajar en la cocina y dejaba Martha sola todo el día, “A mí me daba mucho miedo, quedarme solita y para evadir esos miedos inventaba sueños; uno de ellos era soñar que era una cocinera y que me iba en un hilo de humo a otro mundo en el que además de mi abuela, había muchas mujeres cocinando”. Recuerda.
El observar a su abuela cocinar y olerla todo el tiempo a humo la llevó a tener desde muy pequeña esa inquietud por la cocina. A la edad de 15 años la invitaron a ser parte de un centro de investigación de medicina tradicional que se dedicaba a llevar turistas con curanderos, para Martha todo está vinculado con la comida, por lo que siempre los invitaba a probar alguna delicia de la región, un día, le propusieron talleres de cocina, “le dije a mi abuela, vamos a enseñarles como cocinamos y ella se negó, me dijo: yo no voy a enseñar nada, te toca a ti, y en ese momento me di cuenta de que me estaba dando la batuta” comenta. Este era un trabajo arduo y dos manos no eran suficientes por lo que comenzó a invitar a más mujeres y así fue como se formó el colectivo.
Actualmente están al frente del colectivo siete mujeres, cada una de ellas está a cargo de diferentes tareas y tienen su especialidad en la cocina, no obstante, si existe un evento en el que se demande de muchas manos, pueden llegar a reunir hasta 200 de ellas para cocinar al mismo tiempo. ¡Vaya espectáculo!
Para la cocinera Martha Soledad Gómez Atzin, su nombre de pila, el futuro de la gastronomía se vislumbra más vivo que nunca porque con su hermosa labor están regresando a nuevas generaciones al origen de sus raíces.